lunes, 26 de octubre de 2009

¿Por qué?

¿Por qué no puedo no decir TODO lo que corretea por mi cabeza a cada instante?
¿Por qué me resigno y espero y no acabo nunca de esperar a ese momento propicio?
¿Por qué es tan difícil abrir los labios y dejar escapar palabras?...
¿Por qué no puedo solo estar....?
Por lo visto no se puede simplemente estar en un sitio, no, ocupas un espacio, eres parte de ese espacio, de ese lugar. Estas y sientes.
¿Por qué no me pueden entender con una mirada?
¿Acaso tengo la necesidad de descodificar mis gestos para que los demás aprecien fragmentos de mis pensamientos?
¿Es tan difícil comprender que solo necesito estar ahí, a esos escasos 3 metros?
Lo entiendo y sé cuanto pueden llegar a tranquilizar unas palabras, pero si las dijera, ¿no estaría traicionando a mi conciencia y a todos esos impulsos que me gritan que no son las adecuadas?
Espero y nunca acabo de esperar a ese momento final en el que mis pensamientos ya ordenados vuelan más allá de todas mis dudas y miedos.
¿Y si nunca llega ese momento? ¿Podría acaso la eternidad colapsar mi garganta y con ello todas las mentiras, los malentendidos y los errores?
¿Acaso no puedo estar solamente ahí?
¿No puedo mimetizarme con el aire simplemente?
¿No puedo no pensar y dejar que la sensación del viento chocando contra mis mejillas sea lo único importante?
¿No puedo tener la mirada perdida en algún punto del fondo de mi misma?
Quiero estar ahí sin tener que decir nada.
¿Por qué he de desgañitarme parloteando acerca de nada y en cambio guardo con celo todo eso que necesito gritar?
¿Por qué escribo esto?
¿Por qué no salgo corriendo y chillo 1000 verdades antes de quedarme afónica?
Te miran, te examinan, no quiero decir nada, no tengo nada que decir a lo que puedas aferrarte como a una verdad absoluta porque seria absolutamente mentira. Quieren que seas parte activa del paisaje, quieren tu opinión y tu consejo, tus alegrías y tus problemas, ¿y si no quiero cederlos?

Son míos.
Quieren no crearte un sentimiento de culpa por todo lo que callas y es precisamente lo que consiguen y como apenas tenias sentimientos podridos y desordenados agitándose en la coctelera la culpabilidad solo engrosa la lista y rebasa las lagrimas que por milésimas de segundo parece que van a salir disparadas en todas direcciones. NO, no quiero ser la esclava de mi mundo compartiendolo.
¿Por qué no podéis aceptar que sois más felices con mi silencio aunque penséis lo contrario?
No queréis oír lo que pienso, sed sinceros, tenéis mas miedo a oírlo que yo a contarlo.